Explorando nuevas sensaciones (libre)

Finalmente llegó la hora del descanso, caminé hasta toparme con el patio del instituto. Noté que aún no había llegado nadie :-¿donde estará todo el mundo?- dije apenas en voz alta, el lugar era enorme.
Me acerque a un banco que había frente al césped, y un bello árbol, me senté allí.
Me sentía tan sola, tener que rehacer mi vida a los 18 años en un nuevo país e instituto no era algo sencillo. Extraño a mis compañeros, mis modalidades de estudio, toda mi vida.
Abatida, me apoye en el respaldo del banco y tiré mi cabeza hacia atrás observando el cielo, aquel azul cielo. Desde que el día comenzó no he hablado con nadie, ni siquiera he hecho una amiga. No se si mi actitud es la causante o simplemente para todos soy una mas del montón, pero no puedo pasar así el resto del año escolar.
Volví a ergir mi cabeza y tomé mi bolso, quizás si iba hacia la cafetería podía conocer a alguien. Busque mi billetera.
-OH NO! no está!- exclamé exaltada, mire a mi alrededor debió haberse caído. Me levanté de un salto y comencé a buscar, pero no la veía. :-¿y ahora qué haré?-

Estuvo caminando y contemplando todo a su alrededor en el instituto.
Observo muchos rostros, muchos paisajes, muchos lugares. Era bastante grande y cualquiera podría perderse allí... El único lugar al que a la joven le llamo la atención a pesar de haber un enorme sol que iluminaba con sus rayos todo lo que tocaba, era el patio. No había demasiadas personas, de hecho, parecía no haber absolutamente nadie. Pensó que estaba sola. Y en salir de aquel lugar. Pero algo la obligo a quedarse. A un lado de un gran árbol, yacía un pequeño y tierno gatito negro de ojos bicolores que la miraba confundido.
-Awww, mírate...-susurro mientras caminaba encorvada hasta el minino. -Te ves tan dulce.
Etsu amaba a los gatos con locura, y siempre actuaba de forma incoherente estando con uno. Por lo cual no le permitían tener gatos en su hogar.
Bajo sus manos hasta el minino y comenzó a acariciarlo. Un vez que el gatito comenzó a tenerle confianza, etsu se sentó en el suelo y lo tomo entre su brazos, preguntándose la razón de porque el estaba en ese lugar.
–Hey, ¡A donde vas...!–Exclamo observando a su compañero correr lejos después de saltar de sus brazos. Suspiro resignada, ningún minino le había hecho aquello.
Pensó en que aquel gato había visto algo que le llamo la atención. ¿Un ratón, un pajarillo, algún juguete? Y Así era. A lo lejos se podía ver al felino utilizando sus garras y colmillos mientras jalaba con fuerza... ¿Pero que tenia? Intento visualizar el objeto que mordisqueaba el felino desde la larga distancia en la que se encontraba. Pero no tuvo suerte, estaba demasiado lejos de el, y no tenia vista Biónica. Se levanto y camino sin prisa hasta donde se encontraba su amigo, intentando sacar de su mente las ganas de apapacharlo.
–Una... ¿Billetera?–Dijo entre pensamientos, acto seguido de quitársela de las garras al felino. No lo observo con demasiado cuidado... Al contrario, solo la miro de reojo para luego alzar la vista en busca del propietario o la propietaria de la billetera.
Camino sin detenerse durante mucho tiempo, olvidándose por completo de su compañero, quien ahora la seguía desde una distancia considerable.
Finalmente se dio por vencida. Se sentó en una banca con la cabeza agacha y con la billetera en su mano derecha.
–No hay nadie aquí... Probablemente ya se haya marchado...–Fueron las ultimas palabras de etsu antes de acariciar la cabeza del minino que recientemente había llegado a su lado.

Spoiler:

Volví por sobre mis pasos pero nada! ni rastro de mi billetera! suspiré -seguro alguien la encontró y se la quedó estoy perdida- comenzaba a desesperarme, no era por el dinero, sino mas bien porque esa billetera escondía algo más. Algo valioso para mi, comencé a sollozar y volví a hacer el recorrido hasta el patio, desesperada.
Sin darme cuenta comencé a correr, el sólo pensar que podía perder esa fotografía que era tan importante para mi, me tiraba abajo el mundo.
Llegué una vez mas al patio sin apartar mi mirada del piso, continue corriendo cuando el grito de un gato me desconcentró.
-OH LO SIENTO MUCHISIMO- dije al minino que salío corriendo al haberle pisado, sin querer su cola, lo segúi con la mirada y vi que se refugió en los brazos de una chica.
Ella estaba sentada en el banco del patio con algo en sus manos que no dejaba de observar con inquietud.
Era la primer persona que veía en todo el día, no podía tener tanta suerte pero valía la pena intentarlo.
-disculpa, por casualidad no has visto una billetera?- pregunté mientras me acercaba hacía ella y el minino se escondía de mi.

La chica ni me miró, acarició al felino al que anteriormente y, sin querer, le había pisado la cola y levantó la billetera preguntando si era esa la que yo tan incanzablemente buscaba.
-SI! ES ESA! GRA..- pero ella guardo la billetera e impidió que la tomase y continuó acariciando el felino sin mirarme.
-ehm ¿podrías al menos siquiera mirarme?- me molesta la gente con ese tipo de actitud ¿Acaso quería quedarse con mi dinero? jamás pensé que los ladrones existiesen en este instituto, pero. un momento, si quisiera robarme la billetera no me la mostraría, simplemente la escondería y mentiría diciendo que no la vió.
Aquí había gato encerrado y no era precisamente el minino que acariciaba.
-OYE MIRAME - dije mientras tomaba su hombro para llamar su atención, no suelo ser violenta pero esa actitud me desesperaba

La joven amiga de los mininos me miró por un segundo haciéndome notar que me tenía desconfianza, ella quería una prueba de que esa billetera me pertenecía.
Era una chica rara no hablaba como una chica normal, sino más bien era muy formal. Su aspecto dulce contrarrestaba con la frialdad que me transmitía.
Apartó mi mano con delicadeza y se centró nuevamente en el minino.
Era comprensible que desconfiara no me conocía, así que debería al menos presentarme.
-De acuerdo, comencemos de nuevo, mi nombre es Cherice, voy al tercer año y soy nueva en este instituto, vengo de Italia. Esa billetera es muy importante para mi sabes? no es por el dinero que deseo recuperarla sino por algo valioso que posee en su interior, algo que no está relacionado ni con el dinero, ni nada por ese estilo. Algo de valor sentimental.
Dime, ¿cómo te llamas?- no podía continuar sin saber su nombre.

La joven respondío su nombre, pero exigía aún una prueba de que la billetera me pertenecía. Parecía un juego de niños caprichosos!. No quería decírselo temía que me preguntase, pero no podía perder esa fotografía.
-De acuerdo- dije en un suspiro- esa billetera es mía porque contiene la fotografía de un muchacho de tu edad. Revísala si no me crees- dije desafiante
Hasta donde yo sabía se le tenía más respeto a los mayores, la brisa sopló nuevamente ondeando nuestras cabelleras, había tensión en el ambiente y nadie aparecía en el patio de la escuela.
De un segundo al otro la campana del fin del receso sonó, sería mejor que me devolviese cuanto antes la billetera o nos regañarían a ambas por saltarnos la clase.

El pequeño minino pozo su mirada en Etsu, quien se mantenía seria y con los brazos cruzados observando a su compañera. Tal vez ya había molestado suficiente a la pobre joven, ¿pero como podía confiar en ella? Siempre tuvo aquella desconfianza hacia todos... No era fácil para Etsuko no desconfiar.

En los siguientes minutos, la joven Cherice se resigno a revelar el secreto que guardaba "Dentro de su billetera": Una foto muy apreciada de un joven de la misma edad de Etsu. Y desafió a que buscara dentro.
Etsu observo aquella billetera unos momentos con cierta melancolía. Tal vez por que sintió que le hizo daño a su compañera al molestarla tanto por aquel objeto. No era precisamente la intención de Etsuko hacer eso. No quería que Cherice le revelara aquello. No era de su incumbencia.

El agudo sonido de la campana del fin del receso se escucho fuerte y claro al mismo tiempo que una fugaz ráfaga de viento recogía las hojas sueltas de los arboles y revolvía las melenas de las jóvenes presentes.

Etsuko se puso de pie y sonrió calidamente a la joven, extendiendo su brazo con el objeto en su mano, al mismo tiempo que el minino bajaba de la banca y las observaba con atención.
—Pido disculpas...—Agrego Etsuko en voz baja, casi en un susurro, pero con el volumen preciso para ser escuchado lo emitido.

Finalmente, dio media vuelta de regreso al aula en solitario. Dejando a su preciado minino en el patio, esperando que no se perdiese... Mientras sentía la suave caricia del viento en su rostro...

La joven sin comprobar lo que había dicho, me devolvió la billetera, me pidió disculpas en un sonido casi inaudible y comenzó a caminar hacia clases. Miré mi billetera y apenas la abrí la fotografía estaba allí. Mire el dinero y sentí que algo o, mejor dicho, alguien se frotaba en mis piernas.
Acaricié al minino con el cual la joven Etsuklo había estado jugueteando.
-OYE ESPERA!- le dije, pobre debería sentirse sola, algo había en ella que me inspiraba ternura e intriga. Me acerque corriendo a ella.
-por devolverme mi billetera, he decidido invitarte algo en la cafetería en el siguiente receso y no aceptaré un no como respuesta- dije sonriente, se lo debía además no la culpo por desconfiar de una desconocida.
Si esa joven era amable con los mininos y les agradable algo bueno saldría de conocerla.

la joven parecía sorprendida por mi invitación, ¿acaso era tan extraño? se negó a mi invitación balbuceando y nerviosa.
-He dicho que no aceptaría un no como respuesta, ademas ¿por qué te niegas? vamos te estoy ofreciendo un lindo gesto por lo que has hecho. Crees en la ley del universo? dicen que si haces algo bueno por alguien eso se vuelve. Acéptalo no tienes nada que perder, además eres una de las pocas personas que conosco en este instituto-
No sabía si mis argumentos le eran válidos, pero no me rendiría tan facilmente. Esa chica era interesante, sin duda, quería que fuese mi amiga.

Luego de la aceptación de Etsuko fuimos hacía el instituto muy apresuradas para evitar que nos regañen.
Ventajas de ser nueva, aceptan que una vez llegues tarde, desventajas te "castigan" participando de la clase todo el día.
En cuanto la clase terminó fuí corriendo al segundo piso por si las dudas Etsuko se hubiese arrepentido, comencé a mirar dentro de las aulas hasta que por fin la encontré, por suerte no se había ido.
Esperé a que terminase su profesor y cuando los alumnos comenzaron a salir llamé su atención tocando su hombro
-Hey! me debes algo!- dije agitando mi billetera frente a su rostro un poco inexpresivo -no me ibas a dejar o si?!- sonreí.