Primer día [Privado]

Luego de transcurridas dos semanas exactamente de haber arribado a la ciudad en una inesperada búsqueda de cambio gracias a los extraños síntomas emocionales que lo estaban agobiando por quedarse en su hogar, sin entender a que se debía dicha existencia comenzó sus preparativos para desarrollar su primera clase en una academia de nombre “Sweet Amoris”, no muy lejos de su nueva vivienda. Había sido contratado por la directora de ese establecimiento para que ocupara la vacante de profesor de Diseño Gráfico, la joven directora amablemente lo acepto sin siquiera dudarlo por la gran necesidad que tenían en ese momento habiendo transcurrido el primer semestre sin dicha materia por lo que debía de ser muy estricto con el programa estudiantil.


Observo el reloj de pulsera que llevaba en su muñeca, de gruesos bordes negros y un fondo de color blanco que en su centro tres agujas indicaban con exactitud las siete de la mañana cero segundos, sin tomarse mucho tiempo colgó en su hombro el bolso donde llevaba su computadora portátil y en su otra mano un libro de oscuras tapas que en su portada en letras que simulaban sangre decían “Vampiros”.


Salió de su hogar cerrando la puerta con llave, descendió los tres cortos escalones para terminar en la acera donde camino en dirección a su nuevo trabajo sin mirar atrás mas no a los costados observando jóvenes chicas y chicos con uniformes de dicha academia. Suspiro al notar que era perseguido por un pequeño grupo de chicas que murmuraban entre ellas sobre su atractivo físico, para agradecer tal cosa solo les sonrío para después ignorarlas por completo alzando su mano separando con sus dedos de forma ágil las paginas llegando a donde había una hoja con su extremo doblada indicándole donde había terminado la lectura anteriormente.


Así se trasladó las tres cuadras restantes sumergido en el relato hasta que llego a su destino: un edificio que cubría toda la manzana, que se extendía hacia el celeste y deslumbrante cielo. Las paredes estaban pintadas de un suave y uniforme color crema hasta su techo que presentaba varias hileras perfectamente alineadas de tejas rojas. Ventanales que dejaban entrar la claridad de la luz a las aulas abarcaban gran parte de la superficie de las paredes, molesto aparto la mirada ya que empezaba a sentirse encandilado por el reflejo del sol de aquel día.


“Sera un día complicado…”


Pensó caminando por la extensa entrada de piedra laja de tonalidades café, sintiéndose abrumado por la multitud de jóvenes que permanecían fuera del establecimiento platicando en pequeños grupos a un volumen tan alto que parecían no darse cuenta de ello. Acelero sus pasos tras observar nuevamente su reloj, faltaban unos escasos minutos para comenzar su clase y aun no se había presentado con su superior para que le informara con exactitud los horarios que tendría además de cuál sería su salón o si debía de rotar por toda la academia.


“Eso sería molesto…”



Pensó ante la sola idea de que debía recorrer todo el lugar en busca de cuál sería su próximo salón, seguramente pensarían que un diseñador gráfico podría dar sus clases y explicaciones directo de una pizarra, ¿Dónde quedaba la práctica?, abandono sus pensamientos en el momento que sin querer sintió como algo chocaba contra su cuerpo segundos después de haber ingresado al edificio.

Cansada, así es como se sentía en esos momentos cansada, ¿Debería? Por su puesto que no, pero la culpa era únicamente de ella pues a pesar de que sabía que entraba temprano a clases lo había ignorado completamente y se había desvelado hasta las tantas horas de la madrugada, se había levantado poco minutos antes de su hora de entrada. Aunque eso no fue lo que la tenía tan cansada, si no el hecho de casi saltar desde el décimo-quinto piso del edificio en el cuál vivía para acortar tramo evitando las atascadas escaleras y el lento ascensor.

Al lograr salir y poder avanzar con mayor libertad giro su mochila a modo transversal y comenzó su persecución para llegar a tiempo a la universidad, lo que más le molestaba de entrar temprano era que debía toparse con los alumnos de instituto que entraban más tarde y por esa razón iban mucho más despacio que ella al ir al instituto.

Suspiro pesadamente pues tendría que abrirse paso entre los jóvenes para poder llegar a tiempo, sin importarle cuanto se quejarán o cuanto trataran de cerrar el paso ella es más grande y con cierta fuerza superior a la de ellos aventajando camino, no es costumbre suya el ser tan grosera con los alumnos, sin embargo la situación lo pedía a gritos; si llegaba tarde una vez más sería reprendida por los guardianes.

-"Maldición quitense luego admiran sus granos"-

Si había algo que le molestará más que llegar tarde era ver a las chicas detenerse a mitad de la nada solo para quejarse del barrito que les había salido la noche anterior, y aún más que eso eran las chicas que se detenían para chulear a los chicos que les atraían creando aún más furia en la joven, no solía fijarse tanto en los hombres y ver a las demás hacerlo y topar su camino, es lo que más le molesta.

Al lograr estar cerca de la universidad decidió cruzar el instituto que daba a la parte trasera de la universidad, de esa forma llegaría más rápido; pero no estaba en sus planes chocar con alguien en la entrada provocando que por la velocidad cayera sobre su mochila, mareando la levemente.

-Kuso... al menos podrían dejar un espacio para que dejen pasar...Kuso-

La mañana era hermosa y yo no había pegado un ojo en toda la noche, mis pensamientos, mejor dicho los recuerdos me atormentaron una y otra vez. En fin no tenía caso continuar dando vueltas en la cama asi que salí de ella y fui al instituto más temprano de lo habitual.

Me sorprendió encontrarlo abierto lo cual me vino muy bien. Me escabullí unas horas por el campus de la universidad pasando por la sala de música.
-mmm cerrada, claro es raro pensar que quizás Alexia hubiese pasado por aqui antes que yo, es muy temprano- decepcionada, seguí caminando haciendo tiempo. 
Vi un árbol y me senté a garabatear un par de imágenes que tenía en mi mente. Nunca fuí una gran dibujante pero supongo que me defendía bastante bien.
Poco a poco, fue pasando las horas y los alumnos de la universidad comenzaron a llegar, ellos entraban antes que yo a las clases. Sentí que estaba viviendo mi futuro.
De pronto escuche risas que provenían de un grupo de chicas que murmuraban y se miraban pícarás. Seguí sus miradas y noté que estaban admirando un joven, mejor dicho, un profesor bastante apuesto.
Me llamó la atención el tipo de bolso que tenía ¿que acaso nadie era normal aqui?
El profesor sonrió sin darles demasiada importancia a las alumnas y comenzó a caminar a paso rápido.
-mm que tipo más raro..... será mejor...?- no tenía nada que hacer y la curiosidad me mataba creo que lo mejor fue seguirlo..quien sabe en el futuro sería profesor mio.

Al cabo de un rato de tratar de seguirle su paso rápido lo perdí de vista
-demonios! donde está?- Un grito seguido de un reproche se escuchó al final del pasillo. Corrí de inmediato, después de todo esa voz me era bastante conocida...