Llegando Tarde ¡Pero me la suda! (Libre)

Nuevamente llegaba tarde por un nuevo trabajito de la Black Lagoon. ¡Carajo! ¡Ni que tuviese que ver con un estúpido asesinato o algo peor! Y no le había ido muy bien, sinceramente. El cliente había resultado un puto chasco y no estaba muy de humor, así que, se apoyaría en uno de los muros junto al patio, justo al atravesar la entreabierta puerta que daría acceso a los territorios del Instituto donde, al menos, le dejaban asistir, al entrar corriendo como alma que llevara el diablo, encendiéndose un cigarrillo previamente sacado de una caja de sus bolsillos traseros de los cortos vaqueros, probablemente para evitar aquel nerviosismo, y aún así al exhalar una calada, asimismo lo hizo con un bufido. Una vez más les había ganado otra jugada a los de la Lagoon. Quien reía el último, reía mejor, como diría aquel dicho. Y de nuevo había visto caer sobre la sangre fresca del cadáver una pluma blanca, quizá de alguna gaviota. Aún mantenía aquella visión en su mente, a la que la seguía una figura quizá alta, femenina y de porte pareciendo una sirvienta. ¡Maldita sea!. Aunque había acertado en el blanco a un par de gilipollas que querían parte del botín. Y les había dado en toda la jeta. Había asesinado a gente para conseguir el objetivo. El apodo "Dos Manos" le venía de que ganaba cada competición de tiro con cualquier arma de fuego, incluso había matado a punta de diversión con ello, y por tanto su vista era bastante aguda, junto a su precisión en cuanto a largas distancias se diría..

De brazos cruzados y siendo parcialmente ocultada en la umbra de unos árboles, su mirada parecía mucho más dura, más si era oculta parcialmente por su flequillo granate. Imprimía una mirada bastante ausente y frívola, de muy pocos amigos. Quizá el único que mantenía contacto era con Castiel, uno de los Guardianes y con quien mejor se llevaba.

El patio, tal como lo recordaba desde tres años atrás, estaba prácticamente vacío, o acabaría de estarlo rato después, pues ya iba siendo hora de comer, o cerca de aquella hora. Aún así poco o nada le importaba lo que decían esos lameculos y esos marisabidillos, aunque tenía mal trato con Ámber, la "puta princesita" del Instituto. Si encontrase oportunidad, le daría de comer a la rubita "algo" de su propia mierda. Preferiría para aguardar hasta ese placentero momento, la dejaría vivir un poco más, aunque bien sabía que los cañones de sus inseparables armas de fuego le pedían comida. Entrecerró los ojos, aguardando que pase aunque sea una mínima cosa que le fuese de su interés.

Iba regresando de revisar algunos encargos en las tiendas, algo realmente laborioso, nunca me hubiera imaginado que tomaría tanto tiempo revisar la cantidad de ventar realizadas en unas pocas semanas. Suspire y comencé mi camino por la ciudad hacia la universidad, mi siguiente clase empezaba dentro de unas pocas horas y debía llegar para preparar un "justificante" últimamente los profesores se comportan como unas perras totales, ¿qué tiene de malo que supervise el trabajo antes de la escuela? ¡Nada! Sin embargo ellos no pueden entenderlo. En el camino uno de los profesores me detuvo pidiéndome que fuese a ayudar con el sonido del insti, al parecer sus bocinas no funcionaban y por ende, no podían hacer sus anuncios con tranquilidad. En el camino fui consciente de la cantidad de miradas sobre mí, en un pasado no les hubiera tomado importancia pero... por alguna razón... con todo lo que ha ocurrido, ahora me importa. Extraño ¿Realmente debo considerarlo extraño? Ella se ha tranquilizado mucho, lo agradezco pero... por que todo se siente diferente. Habiendo llegado a la dirección me acerque al micrófono, es una roca de hace cincuenta años, ¿cómo pueden seguir utilizando algo así?

Busque uno en las cajas del sótano algo que usar y encontré un micrófono mejor que el que tiene la directora. Sacudí la cabeza, conozco a la mujer, no una mala persona, pero... diablos, tiene cada cosa extraña tanto en el insti como en la universidad, ahora que lo pienso ¿Será complicado dirigir dos instituciones diferentes? Yo hago algo similar pero... la hoteleria y juguetes no son tan diferentes en sí. Al terminar de cambiar la roca de la directora, fui a revisar cada bocina para revisar el cableado y que no tenga alguna que otra falla, obtuve la ayuda del delegado, algo que agradezco en realidad, pues son muchas bocinas, en muchos lugares. Al terminar me despedí y me dirigí al patio para atravesarlo e ir directamente a la universidad. Tres horas antes de mi clase. Bien, no tendré que dar excusas de nada a nadie.

Algo que claramente no pude haber previsto fue la interrupción de uno de los alumnos, que se puso frente a mi. He pasado por estas situaciones muchas veces, y he sabido arreglármelas sola. Y por alguna razón esperaba que llegará Elioth a ayudarme ¿Qué diablos? ¿Desde cuando soy tan débil? Empuje al chico en cuestión y seguí con mi camino. No quiero retrasarme en el camino.

Otra calada sería echada de su boca cuando vio salir a una chica, probablemente una Universitaria, aunque no haría demasiado caso y seguiría de brazos cruzados, fumándose el pitillo entre sombras. ¿Estaría más tranquila? Probablemente. Necesitaba la nicotina de aquellos cigarros, más que el aire que respiraba.

Con un deje "pasota", apoyó un pie en el muro echando una tercera calada y dejando caer las cenizas del extremo lentamente. Por lo menos se sabría que era un asunto que no requería mucho tiempo si Balalaika, la regente del Hotel Moscow y quien gestionaba los fondos económicos de la Agencia Lagoon, intervenía con un buen gesto, así que no tendría que esperar por mucho tiempo. Eso sí, tendría que esperar de brazos cruzados. Le daba la sensación de que de aquel trabajo nacerían otros problemas, incluso entre Institutos y Universidades. Solo con olerlo ya tenía ganas de quemar adrenalina..

Desviaría la mirada observando a aquella chica que pasaba cerca de ella, hacia la Universidad, pese a que no cambiase el gesto ni le importaba demasiado. Al acabar el pitillo, desviaría su mirada al frente, e hizo un gesto lánguido y certero así arrojándolo a un cubo de basura, cruzándose nuevamente de brazos, esperando a que salieran para ir a comer fuera, ya que no tenía muchas ganas de asistir a clases por ese día o de andar por ahí en grupo,.. aunque había cierta persona que, de no ser por los caracteres tan parecidos entre ellos y el tiempo que lo conocía o sentirse con cierta debilidad hacia esa persona.., además de, sinceramente, no confiaría en ninguna otra persona.

Cerca del camino a mi destino un fuerte olor llego a mi nariz, la tape inmediatamente, y mire a los alrededores buscando la fuente. Nicotina. El desagradable olor de la nicotina invadió mis fosas. Agite la mano frente a mi rostro para alejar aquella nube negra de enfrente, seguía buscando el origen de aquello, hasta que ví a una chica recargada en la pared fumando tranquilamente. Suspire y le reste importancia, mi madre solía decirme que es mejor no meterse en la vida de los demás, pues se pueden acarrear grandes problemas. Y en realidad ¿Quién soy yo para ir y decirle "deja de fumar"? Nadie, no soy nadie para decir aquello. Si fuera algún guardián podría hacerlo, pero no lo era.

No llegue ni a la reja para cambiar de lugar, cuando el timbre que anunciaba el receso sonó. Una sonrisa delicada se dibujo en mis labios, tantas cosas han pasado últimamente y estoy segura todavía faltan por suceder. Entonces lo note mejor, esa chica que había estado fumando, seguía en  su propio espacio, sin tener las más mínimas ganas de ir a reunirse con el resto, y ahora que lo pienso ¿No debería ella de estar en clase? No se como, ni cuando, pero cuando me di cuenta estaba frente a ella.

-Hey, se que no es de mi incumbencia pero... ¿No deberías estar en clase?-

Diablos. Al final pregunte, espero que no sea de esas personas que se enojan por que te metes en su vida, o si no ya la tenía contada.

Genial. Una chica sin nada que hacer, por el momento, venía hacia ella. Incluso al atardecer en el mismo Limbo hacía un calor de tres pares de cojones..

Ladeando su cigarrillo en sus labios, le observaría con una fría mirada.. Se limitó a mirar al frente en tanto el humo se escapaba por el extremo del cigarro, el cual tomó con una mano y dio una calada hacia un lado, ante lo que desviaría la mirada para mirar fijamente a la chica con una dura y fría mirada, en cuyos ojos se veía un profundo vacío. Parecía no haber ningún signo de "vida" en los mismos ojos marrones.

- ¿Y tú no deberías meter las narices donde no te importan?- Le espetaría con una fría mirada la chica. Siendo horario de clases, o no, ella pasaría completamente del tema. Mas por la posición del rey astral, estaba claro que estaba atardeciendo, y siendo hora de comer ¿O acaso aquella tipa era tan idiota que no se daba cuenta? Mattaku... Desde hacía tres años exactamente había visto grandes idiotas ¿pero esa tipa, que parecía ir a la Universidad? No daba pie con bota..- Ya es hora de jalar, ¿no crees? - Inquiría arqueando una ceja, con cuyo gesto combinaba con una fría media sonrisita. 

Poco le importaba lo que opinaría la interlocutora, mirándole fijamente sin cambiar su frío gesto.

Arqueé una ceja ante su seca respuesta, vaya, tampoco era para que me lo tomará tan a mal. Suspire y trate de mantenerme en calma, ella tiene que tener sus motivos para reaccionar de esa manera.

Rasque un poco mi cabeza y la mire fijamente, había dicho que no era de mi incumbencia, entonces ¿Por qué? No le veo el sentido a reaccionar con tanta agresividad. Agite la mano un poco frente a mí alejando el humo de su cigarro, aquel aroma nunca ha sido de mi entera devoción.

-Se que no es mi asunto, sin embargo nada me prohíbe preguntar. Si tanto te afecta mi presencia puedo marcharme, no es necesaria la agresividad -Hice una seña militar girando sobre mis talones-Bye-bye

Me di la vuelta comenzando a marcharme, si realmente no le apetecía compañía no sería yo quién se lo prohibiera.

Spoiler: