Hablando con los libros. [Público]

Después de haber llegado tarde a el Aula A y haberme presentado, habían finalizado las clases.
Caminé largo rato por el pasillo, subí y bajé escaleras que no parecían ser las mismas en ambas direcciones, mientras sentía que se acortaban al bajarlas, se alargaban al subirlas. Así que después de cinco minutos de dar vueltas en vano ya había memorizado casi todos los detalles del exhaustivo recorrido: número de ventanas, plantas y macetas, número de puertas y escaleras, así como el color de los muros, pero nada de eso me servía para llegar a mi destino.
Al lugar al que estaba deseando llegar y conocer desde que puse el primer pie en el Instituto no era otro más que la biblioteca. Esperaba encontrarla lo más pronto posible, no creí que me llegara a costar tanto. Tuve que pedir indicaciones y, cuando las obtuve me dirigí rápidamente, brincando como una niña, apoyando un pie después de otro, mientras escuchaba soniditos metálicos provenientes del golpeteo de mi cartera contra mi pierna; así que ligeramente llegué por fin a mi sitio querido.
¿Por qué no se me pudo ocurrir preguntar antes?
De cualquier modo me paré en seco frente a las puertas, las abrí lentamente y entré en la biblioteca. De inmediato mi vista se inundó de estantes repletos de libros de todos los tamaños, anchos, colores y diseños. Ya me sentía en mi ambiente, era un lugar sumamente tranquilo, probablemente aquí pudiese dibujar si me apetecía.
Caminé lentamente por uno de los pasillos, buscando algún titulo que me interesara. Llamó mi atención uno de los enormes libros de la parte alta. No parecía haber nadie más ahí, así que tuve que arreglármelas, no sin tropiezos, para poder bajar el libro: todo resultó en una caída al piso.
Hoy no era mi día, me había visto muy torpe en todo el transcurso, sin embargo no estaba molesta en absoluto. Me sacudí el polvo de la caída, y abrí aquel enorme volumen: "Mitología egipcia".
"Perfecto" pensé. Mientras leía, el tiempo se me fue realmente rápido, tanto que casi no me daba cuenta de lo que pasaba alrededor mío.

Hacía rato que mis clases habían dado por terminadas, por lo que me tome la libertad de dirigirme a la biblioteca del instituto, ya que en la universidad no había una, y si la había seguramente no era tan basta como aquella.

Conforme atravesaba los amplios pasillos de la Universidad para llegar al instituto, seguía repitiéndome una y otra vez, que tipo de libro sería bueno para matar el tiempo, no podía ser uno grande puesto, tenía clases de violín pasadas las seis, sin embargo no quería tampoco uno demasiado corto.

Al llegar a mi destino me dí la libertad de dar unas vueltas por mi sección favorita, mitología y filosofía, eran textos de basto conocimiento que nunca dejarían de maravillarme, al encontrar el libro deseado me senté en una parte alejada de la biblioteca para poder concentrarme en mi lectura, dejando mi violín a un lado mío. Hasta que un estridente sonido llamo mi atención, venía de mitología, deje el libro en el suelo por un momento buscando la fuente de aquel ruido hasta encontrarme con una chica bastante centrada en la lectura.

-Hey... ¿Estás bien? Creí haber escuchado algo caer, ¿no te lastimaste cierto?-

Estaba absorta en mi lectura, llena de pasajes asombrosos de criaturas, personas, riquezas, paisajes y palacios increíbles, cuando escuché a una chica decirme:
-Hey... ¿Estás bien? Creí haber escuchado algo caer, ¿no te lastimaste cierto?-
Me quede observándola con curiosidad, hasta que sacudiendo mi cabeza bajé finalmente a la realidad y entonces pude contestar:
—Si, estoy bien... es sólo... sólo—. Me avergoncé un poco al recordar mi torpeza—. Me caí. Pero estoy bien, gracias.
Al parecer este Instituto me guardaba muchas sorpresas aún, me parecía fascinante que en sólo una mañana me haya visto en situaciones que antes no hubiera imaginado tener.
Además de que parecía estar lleno de personas, lugares y acontecimientos interesantes. ¡Qué alegría haber podido asistir!
Entonces, de nuevo, volviendo al instante en que me encontraba, reaccioné; ¡si ella estaba en la misma sección que yo, significaba que le atraía la mitología!, abriendo mucho los ojos como hacia cuando era sólo una niña pequeña, para tratar de disimular mi emoción, bajé la cabeza viendo como mis manos se movían algo nerviosas sin cesar sobre mi cartera escolar hecha de cuero que sonaba bajo el golpeteo continuo y ansioso de mis dedos y añadí en un tono que en nada escondía mi alegría:
—¿Te gusta leer?, ¿te gusta la mitología?
Sentía la necesidad de preguntar y no dejarle nada a mi imaginación, puesto que pensé: siempre estaba la posibilidad de que sólo estuviera ahí por un trabajo o en búsqueda de información que necesitara para una clase, o tal vez buscando a alguien...

Pasaron pocos segundos hasta que levanto la vista, sacudiendo levemente su cabeza, seguramente estaba un poco confundida por verme ahí.

—Si, estoy bien... es sólo... sólo. Me caí. Pero estoy bien, gracias.

Claramente pude ver un lindo y tímido color carmín adornar sus mejillas, no le tome mucha importancia ya que me alegraba ver que se encontraba en buena condición. Sonreí para mi al verla con aquel libro de mitología egipcia. Sin duda una gran elección.

-Debe gustarle mucho ese tema-

Pensé para mí dando una inspección veloz por el libro, realmente me impresionaba ver a un alumno del instituto con una lectura de ese tipo, me alegro de cierto modo el ver que esas lecturas todavía permanecían dentro de algunos alumnos.

—¿Te gusta leer?, ¿te gusta la mitología?

-Sí, me gusta mucho leer sobre la mitología o filosofía en su defecto- Me regrese para tomar el libro que había dejado al final del pasillo -Son de mis géneros preferidos en la literatura- Sonreí mostrando el libro que había comenzado a leer

-Sí, me gusta mucho leer sobre la mitología o filosofía en su defecto. Son de mis géneros preferidos en la literatura- .
Ahora todo estaba confirmado, esta chica había venido por su cuenta y no obligada por un trabajo o una investigación.
Era la primera vez durante el día en que podía hablar con alguien con los mismos gustos que yo, sin duda estaba contenta. Por la mañana conocí a muchos chicos, pero no me fue posible conversar con ninguno...
Esta vez quería hablar un poco con alguien, así que hice un repaso rápido de los temas de los que podríamos tratar, pero no se me ocurría nada...
Creo que me quedé como boba pensando un largo tiempo, hasta que, recordando que el momento estaba ahí, por fin dije:
—Lo siento. Estoy muy contenta de saber que te gustan estos temas—. Reí levemente, y añadí— creí que no encontraría nadie con quién hablar en este Instituto. Mi mañana ha sido muy diferente a lo habitual.
Le eché una ojeada al libro que me mostraba y sonreí levemente de nuevo, había escogido un volumen muy interesante.
Recordé que en mi antiguo Instituto no había libro alguno que no hubiera leído ya. Pero ahora tenía ante mí estantes repletos de material nuevo.
—Me gustaría alguna vez leer todo aquí.
Le comenté mientras mi mirada vagaba por los enormes libros de más arriba.

apenas le di mi respuesta pude ver como una gran sonrisa invadió su rostro, se veía tan tierna así, que no pude evitar ocultar una leve risa tras mi mano, mientras me ponía a pensar ¿Qué tipo de textos habrá leído ya? Parece ser de las personas que no empiezan otro libro hasta acabar el que tienen en sus manos, eso era bueno.

—Lo siento. Estoy muy contenta de saber que te gustan estos temas, creí que no encontraría nadie con quién hablar en este Instituto. Mi mañana ha sido muy diferente a lo habitual.

-¿Diferente? ¿En que sentido ha sido diferente?-

Volví a sentarme en el suelo viendo fijamente todas las expresiones que podían adornar su rostro, se veía como una niña dentro de una juguete ria buscando aquel le enamore para poder llevarlo a casa. Se sintió tan gratificante poder ver que aún había persona que gozaban la lectura, por pasión propia

—Me gustaría alguna vez leer todo aquí.

Seguí con mis ojos el camino que seguía su purpura mirada.

-Estoy segura de que lograrás leerlos todos, simplemente necesitas un poco de tiempo- Sonreí mirando hacía las estanterías -Y podrás terminar la sección de mitología-

También dirigió su mirada a los estantes que yo estaba observando, cuando de pronto rompiendo el silencio me dijo:
-Estoy segura de que lograrás leerlos todos, simplemente necesitas un poco de tiempo. Y podrás terminar la sección de mitología-

—Eso espero, creo que vendré aquí de vez en cuando... mientras no me pierda—. Sonreí recordando todo lo que me había costado encontrar aquel sitio—. ¿Sabes si hay prestamos de libros? Me gustaría llevarme algunos a mi casa... para leer por las tardes. Aún no tengo muchos libros propios—me ruboricé de nuevo escondiendo el rostro en el volumen que estaba leyendo para evitar que lo notara, era algo vergonzoso para mí admitir que no tenía un solo texto en mi casa.—compraré muchos cuando tenga oportunidad...
Le pregunté eso último porque me daba la impresión de que ella llevaba más tiempo aquí que yo, puede decirse que cualquier persona lleva más tiempo aquí que las pocas horas de clase que he pasado.
Además... no conozco en absoluto la ciudad, si tanto me cuesta ubicarme en el Instituto, no quiero ni pensar el trabajo que será encontrar una librería para mí.
Por ahora, llevar libros prestados es mi mejor opción... eso si quiero volver mañana al Instituto.

—Eso espero, creo que vendré aquí de vez en cuando... mientras no me pierda—.
¿Siempre y cuando no se pierda? Eso me suena un poco a mí, la primera vez que entre al instituto para dar con la biblioteca fue la primera vez que me sentí desorientada, aún así estaba segura de que no le sería complicado lograr ubicarse.
—. ¿Sabes si hay prestamos de libros? Me gustaría llevarme algunos a mi casa... para leer por las tardes. Aún no tengo muchos libros propios—
-Claro, el otro día pude ver las fichas para sacar la credencial de biblioteca... aunque casi no haya nadie aquí para encargarse de ello-.
No creo que le sirva de mucho el no tener una bibliotecaria, de eso podría ir a hablar con la directora, -No te preocupes sobre la falta de libros, ya llegaran a en su momento, si gustas puedo llevarte a la biblioteca central, queda por mi casa así que-
Claro ahí siempre había alguien y le sería más fácil pedir prestados los libros. Le regrese la mirada sonriendo le, mi madre siempre me decía que si podía ayudar lo hiciera, y vaya que la lectura merece la ayuda más grande de todas.

-Claro, el otro día pude ver las fichas para sacar la credencial de biblioteca... aunque casi no haya nadie aquí para encargarse de ello-.
Casi nadie, me sorprende ya que este Instituto parece el ejemplo perfecto de orden y control, a decir verdad no tuvimos maestro para las clases de hoy, este sitio es muy peculiar. Pero la biblioteca si que me gusta, un sitio tan grande con libros es asombroso, y que no haya nadie vigilando le añade la libertad para el descanso perfecto después de clases, además de un toque de misterio.
-No te preocupes sobre la falta de libros, ya llegaran a en su momento, si gustas puedo llevarte a la biblioteca central, queda por mi casa así que-
Los ojos se me iluminaron en ese instante, ¡va a acompañarme!
Me parece una chica muy gentil, casi no contengo un grito de alegría que estuvo a punto de salir de mi boca, pero sólo alcé las manos con una gran sonrisa en el rostro.
— ¿Harías ese favor por mí? ¡Te lo agradecería mucho!—. Dije al tiempo que volvía a tomar aquel enorme libro por si se me ocurría volver a ruborizarme, con el libro cubriéndome la mitad de la cara a la altura de la nariz la miré de reojo aún con la emoción en mi tono de voz y añadí—: E...estoy muy contenta.
Vaya suerte la mía, si accede a acompañarme el perderme dejará de ser un problema y de una vez podré conocer algunos sitios de la ciudad, lo que me será de mucha utilidad.
Podía escuchar mi respiración acelerada por la emoción igual a como estaría si hubiera corrido un circuito.
—¿Conoces muchos sitios en la ciudad?
Pregunté por último mientras mi respiración volvía a la normalidad poco a poco entre suspiros aprisionados en aquellas páginas del libro de mitología.

Paso un corto tiempo antes de que me regresara la mirada después de mi proposición, claro que conocer la ciudad siempre es un lío no dude que tema perderse en cualquier momento.
— ¿Harías ese favor por mí? ¡Te lo agradecería mucho!—.
[clor=blue]-Claro que lo haría, no es sencilo orientar en un lugar nuevo[/color]
Me sentía extraña... iban ya dos ocasiones en las que se me había facilitado convivir con las personas, realmente no estoy acostumbrada a ello pero... me gusta como se siente el poder tratar a las personas de forma natural.
-: E...estoy muy contenta.
Vaya que eso me había alegrado, usualmente las personas no se alegran cuando reciben ayuda de parte mía por lo que realmente me hizo sentir tranquila que ella estuviera contenta con una ayuda proporcinada por mí.
—¿Conoces muchos sitios en la ciudad?
-No, pero mas o menos se donde se ubican ya que, la biblioteca queda a unas cuadras de mi casa, el centro comercial está por mi trabajo, ahí un café por el que paso todas las mañanas al ir a la universidad- Sonreí mirandola fijamente- Se orientarme si tengo puntos de referencia-

Cuando me confirmó nuevamente que accedía a acompañarme, me sentí mucho más tranquila al saber que tenía a alguien de confianza que me ayudara.
Luego contestó a mi otra pregunta:
-No, pero mas o menos se donde se ubican ya que, la biblioteca queda a unas cuadras de mi casa, el centro comercial está por mi trabajo, ahí un café por el que paso todas las mañanas al ir a la universidad- Sonreí mirandola fijamente- Se orientarme si tengo puntos de referencia-
Eso era mucho más de lo que yo sabía sobre la ciudad, era de gran ayuda. Por la mañana llegué a la escuela en auto, así que no tuve la oportunidad de observar los caminos. Como también llegué tarde, no escuché el discurso de apertura y apenas estuve unos momentos en clase.
Sentí una leve brisa llegar desde la puerta o alguna otra ventana en que se haya colado, la cual fue suficiente para hacer cambiar algunas de las páginas de mi libro velozmente, como siendo pasadas por una mano invisible, tuve que buscar la página en que llevaba mi lectura y asegurarme de no perderla.
Por cierto ¡que tonta! había estado hablando varios minutos con esta chica, y no había pensado en preguntarle su nombre, la platica me había distraído de la idea.
—A propósito, mi nombre es Seynen Meckhyel—, dije al tiempo que le extendía la mano a modo de saludo amistoso—. ¿Cómo te llamas?
En la mayoría de los casos, esta hubiera sido la presentación inicial, pero, me había olvidado de las formalidades.

Vaya que me sentía un poco más relajada al poder ser de ayuda para alguien, generalmente para estás alturas "ella" ya habría dicho algo que hiciera que se aterrara.
—A propósito, mi nombre es Seynen Meckhyel ¿Cómo te llamas?
Me gire a verla sorprendida, ciertamente por lo general inicias una conversación con alguien iniciando por el nombre pero... supongo que en nuestro caso fue en una parte casi cercana a la mitad de la conversación.
-Un gusto Seynen- Acepte su apretón de mano -Yo soy Alexia Kanda, espero seguir llevándome bien contigo-
La brisa que se colaba por las puertas y ventanas abiertas era algo que realmente me relajaba de sobre manera, aun que pude notar que la misma había cambiado las paginas del libro de Seynen, vaya que eso era molesto, perder la pagina del libro y tener dificultades para hallarla.
-Deberías tratar, aunque sea memorizando la primer palabra de la página, de esa forma es un poco más sencillo hallarla- Bueno eso era en mi caso, casi no presto atención al numero de página en el que voy-

Al ver que le había tendido la mano, me había devuelto el gesto y había dicho:
-Un gusto Seynen. Yo soy Alexia Kanda, espero seguir llevándome bien contigo-
—Alexia Kanda...— repetí para mí, para grabar su nombre en mi memoria, y luego le contesté:— Es un lindo nombre, yo también espero seguir frecuentandote.
Alexia había notado que el viento había cambiado las páginas de mi libro, pues añadió:
-Deberías tratar, aunque sea memorizando la primer palabra de la página, de esa forma es un poco más sencillo hallarla-
—Es un buen consejo— dije, entonces recordé que tal vez tendría algo en mi cartera que me ayudara a no perder la página—, creo que por aquí tenía un separador de libros.
Me puse a hurgar en las cosas que tenía, saqué un estuche que contenía aquello que no había dejado de tintinear desde que lo puse ahí en la mañana, saqué también algunos libros y libretas del curso, hasta que dí con el dichoso separador, lo coloqué en su sitio correspondiente entre aquellas páginas.
Así que comencé a guardar de nuevo todo lo que había sacado, hasta que llegó el turno del estuche, es de color negro lustroso, alargado y con los bordes en dorado; pero lo que importa es lo que ha estado guardando.
Lo pensé un poco, y deduje que no podía haber tenido una decisión mejor, así que lo abrí y extraje su contenido: un collar de plata, delicado, pero a mi parecer bastante bonito, del que pendía una joya color ámbar. El juego completo, parecía ser una flor amarilla que pendía de ramas plateadas.
—Q...quisiera darte esto...— dije mostrándole el collar que tenía alzado a la altura de mis ojos—. Es sólo que me parece que debes tenerlo...—, dije intentando no comenzar a ruborizarme de nuevo—. Era de mi madre, pero como yo no suelo usar mucha joyería... bueno, si tu quieres... ¿podrías aceptarlo?

Me tranquilizo el saber que había encontrado la pagina que anteriormente había perdido.
—Es un buen consejo, creo que por aquí tenía un separador de libros.
Me dio curiosidad verla hurgando entre sus cosas, buscando algo que le ayudara a no perder más la pagina que tenía, el simple hecho de verla sacando varias cosas me hizo recordar cuando solía pasar horas enteras buscando un solo artefacto en una bolsa de mano... es por ello que deje de usarlas, ahora lo recuerdo.
Me estorbaban sin importar a dónde iba y cambie por una mochila practica que siempre traía atada en la pierna, me entro la curiosidad al verla sacar un collar de plata de un estuche negro, vaya que es una hermosa joya, parece casi una flor.
—Q...quisiera darte esto... Es sólo que me parece que debes tenerlo... Era de mi madre, pero como yo no suelo usar mucha joyería... bueno, si tu quieres... ¿podrías aceptarlo?
¡¿De su madre?! Debo admitir que es una bella joya pero... ¿Estará bien aceptar algo que le dio su madre? Con suma delicadeza lo tome entre mis manos inspeccionando cuidadosamente el collar.
-E-es muy lindo pero... ¿Segura está bien que lo tome? Digo es algo que te obsequio tu madre... -Sabía que sería de mala educación rechazar un regalo que te dan, sin embargo aún estaba presente el pesar de si aceptar un obsequio que le dio su madre.

-E-es muy lindo pero... ¿Segura está bien que lo tome? Digo es algo que te obsequio tu madre... -Sabía que sería de mala educación rechazar un regalo que te dan, sin embargo aún estaba presente el pesar de si aceptar un obsequio que le dio su madre.
—En realidad no fue un regalo... fue una herencia— dije explicando—, no me lo dejo precisamente a mí, fue sólo lo que me correspondía según las leyes de nuestro país.—entonces recordé lo mejor que pude lo que años atrás me había dicho mi madre sobre aquella joya—, tiene un historia, en el poblado en que solía vivir, estas se conocen como joyas de la amistad; mi madre la compró en una joyería, pero me dijo que si algún día llegara a ser mía, debía pensar en dársela a alguien, dicen que comienzan amistades, y cuando ya existen, las mantienen...
Me ruboricé, pero pensé que lo mejor sería no intentar ocultarlo. Ya llevaba varios años escondiendo mis emociones, pues no había encontrado a nadie que me inspirara tanta confianza como esta chica.
Eso sin mencionar el hecho de que era la única persona con la que había hablado en mucho tiempo... en este extraño lugar me sentía más sola que de costumbre.
Quería hacer cuando menos una amiga aquí, por la mañana fue mi primer pensamiento al levantarme, y guardar aquel estuche en mi cartera.
—Por favor, acéptala—, repetí nuevamente...

—En realidad no fue un regalo... fue una herencia— , no me lo dejo precisamente a mí, fue sólo lo que me correspondía según las leyes de nuestro país., tiene un historia, en el poblado en que solía vivir, estas se conocen como joyas de la amistad; mi madre la compró en una joyería, pero me dijo que si algún día llegara a ser mía, debía pensar en dársela a alguien, dicen que comienzan amistades, y cuando ya existen, las mantienen...
Así que no es un obsequio y es más bien una herencia, "una joya que hace que las amistades perduren" por que no creerlo, en un mundo como este todo puede pasar, sonreí para mí, guardando el collar entre mis manos.
Sinceramente me sentía relajada al saber que "ella" no ah causado problemas.
-En ese caso, con tu permiso, permite me conservarlo- Sonreí poniéndome el collar y mirandola fijamente -En verdad es hermoso muchas gracias por el Seynen-

-En ese caso, con tu permiso, permite me conservarlo. En verdad es hermoso muchas gracias por el Seynen-
Reí de alegría al ver que se había decidido al conservarlo, pero me detuve, esa sensación me era casi extraña, después de no reír en mucho tiempo, pero... ¡que va! volví a reír.
—Gracias, me alegro mucho—, dije aún con una gran sonrisa en el rostro,— creo que eres mi única amiga, me siento muy bien, casi creí que no podría hacer ninguna en este Instituto.
Una nueva ráfaga de viento cruzó por la biblioteca, pero esta vez con el separador en el libro no me costó encontrar la página.
Este era un lugar curioso, al principio, cuando llegué, tenía miedo, pero ahora pensaba que podría disfrutas mi estancia aquí.
—Este lugar es bastante curioso ¿no crees?, apenas lo conozco, pero es claro que es distinto de muchos otros lugares— le comenté—. ¿Tienes algún lugar favorito por aquí?
Si tuviera que escoger uno, me quedaría con la biblioteca, ahora no sólo era el sitio en que podía leer cuando me apeteciera, sino que era donde había conocido a mi primera amiga.
Pero, ¿que había con las otras partes del Instituto y la ciudad?
Esos sitio los conocería poco a poco, y aunque siempre termino metida en sitios extraños, aquí me gustaría conocer todo.
Así me sería más fácil ubicarme, desde luego, además es posible que encuentra buenos lugares para dibujar y leer, y también podría practicar un poco las clases de piano y violín.

La alegría fue algo que la invadió y eso era obvio, puesto que comenzó a reírse, aunque paro por un momento y volvió a reír, me contagio esa felicidad provocando que yo también esbozara una ligera sonrisa. Comenzaba a sentirme tranquila en este lugar, no solo la universidad o colando al instituto, también en la ciudad, es un lugar relajante en verdad.
¿Me pregunto si esto es lo que se siente ser independiente? Mire el techo un tanto curiosa ya que durante mucho tiempo todo lo que deseaba lo tuve al alcance, pero bueno, eso es lo que obtienes al ser hija de ricos.
—Este lugar es bastante curioso ¿no crees?, apenas lo conozco, pero es claro que es distinto de muchos otros lugares ¿Tienes algún lugar favorito por aquí?
-¿Un lugar... favorito? Bueno ese podría ser la sala de música, la frecuento bastante para poder afinar mi violín- Le mire sonriendo y señalando el estuche de mi más preciado instrumento... pero si le preguntarán a [i]ella[i] cuál es su lugar favorito lo más seguro es que diría... -Por otro lado también es placentero visitar el cementerio
Tape mi boca instintivamente, deseando que no halla escuchado aquello, comencé a ponerme nerviosa ya que usualmente cuando hacía presencia las personas tendían a alejarse de mí.

-¿Un lugar... favorito? Bueno ese podría ser la sala de música, la frecuento bastante para poder afinar mi violín
Esa era la respuesta que había imaginado, ella parece ser una persona muy inteligente, además de que si toca el violín debe estar interesada en la música y tal vez también en el arte, pero entonces añadió:
-Por otro lado también es placentero visitar el cementerio
Me quedé algo sorprendida con esa última respuesta, observé como ella también, puesto que se llevo las manos a la boca como intentando callar. Vi cómo comenzó a incomodarse un poco, tal vez pensó que lo que dijo estaba fuera de lugar.
—¿La sala de música? No la conozco, pasaré por ahí si es que puedo, estoy aprendiendo a tocar algunos instrumentos... —le contesté con naturalidad—. ¿El cementerio? No había conocido a una persona que le gustara visitarlo—dije sonriendo—. Creo que debe ser un sitio tranquilo... quitando las supersticiones, hasta puede ser relajante ¿no?
Recordé que en mi país natal, había señoras que disfrutaban paseando por las sombras de los grandes árboles y leyendo las dedicatorias de las tumbas, aunque nunca las había frecuentado. Para gustos los colores. Las visitas al cementerio no me eran particularmente desconcertantes.
—Yo solía ir una vez a la semana, a ver a mi familia, y cotillear algunas inscripciones—añadí—, pero, creo que prefiero la biblioteca.
Lo último lo dije con una sonrisa y observando de nuevo a mi alrededor, me sentía cómoda con Alexia, así que contar esas cosas pesaba menos.
No podía estar desconcertada, seguía contenta de tener una amiga. Noté también, que era la primera vez en mucho tiempo que hablaba tanto con alguien, estaba alegre.

¡Diablos! Si me había escuchado puesto que pude notar como se sorprendió ante mi comentario... ah sabía que esto llegaría a suceder en cualquier momento.
—¿La sala de música? No la conozco, pasaré por ahí si es que puedo, estoy aprendiendo a tocar algunos instrumentos...
-¿En-enserio? Bu-bueno si gustas podría ayudarte con alguno cuando qui-quieras jeje... domino un poco de cada instrumento-
Solo espero que no saque el tema que ella comenzó, sinceramente no sabría como seguir le la corriente...
¿El cementerio? No había conocido a una persona que le gustara visitarlo. Creo que debe ser un sitio tranquilo... quitando las supersticiones, hasta puede ser relajante ¿no?
Comencé a sentirme nerviosa, por lo general para este punto las personas se alejaban, ya que se les hacía extraño ese tipo de comentarios.
-P-pues sí es un p-poco tranquilo... digo s-solo ahí tumbas y una que otra persona visitándolas- Como odio llegar a este punto dónde desconozco si podre recuperar el control sobre mis palabras -Sin descartar la relajante sensación de poder ver los cuerpos en descomposición
Sacudí la cabeza tratando de tener más control sobre lo que empezaba a decir, ya de seguir así podría perder el control de mí misma. Note como ella relajaba su expresión y su cuerpo podrá ser que... ¿Se sienta relajada aún estando con alguien como yo que... tiene una doble personalidad?

-P-pues sí es un p-poco tranquilo... digo s-solo ahí tumbas y una que otra persona visitándolas-
-Sin descartar la relajante sensación de poder ver los cuerpos en descomposición
—¡Vaya!, Thánatos pensaría más en la paz del sueño eterno, no como el sueño fugaz de Hipnos.
Ahora yo decía cosas extrañas, pude notar que el tema le incomodaba, puesto que estaba cada vez más nerviosa, sacudió su cabeza como intentando despertar.
Ahora que lo pienso, es una chica muy interesante, desde su aspecto físico, con una larga cabellera carmín como el fuego, hasta la singularidad de los colores de sus ojos, eso sumándole que tiene dotes musicales...
Miré el libro pensando en una salida para cambiar el tema, no quería incomodarla con algo de lo que no quiere hablar, pensé ¿qué podía decir? vaya momento para quedarme sin ideas... ¡Lo tengo! que salida tan simple...
—Si quieres podemos hablar de otra cosa, me ayudaría mucho que me ayudaras con los instrumentos...—dije sonriendo—, yo vengo de Alemania, así que es más difícil para mí entender la clase en español y a la vez poner atención, se algo de esta lengua, mis padres eran españoles, pero casi siempre hablábamos en alemán.

—¡Vaya!, Thánatos pensaría más en la paz del sueño eterno, no como el sueño fugaz de Hipnos.
¿Thánatos? Vaya forma de relajarme justo cuando sentía que todo empezaba a ir de mal en peor... ciertamente tener una doble personalidad ahuyenta a las personas muy fácilmente, pero al parecer ella es la excepción de aquello.
¿Será lo mejor decirle de ella? No pierdo nada intentandolo solo quedaría ver que tipo de reacción tendría ante aquello, seguramente la que muchos, miedo o puede que no, sería cuestión de ver su reacción para saber su respuesta.
—Si quieres podemos hablar de otra cosa, me ayudaría mucho que me ayudaras con los instrumentos..., yo vengo de Alemania, así que es más difícil para mí entender la clase en español y a la vez poner atención, se algo de esta lengua, mis padres eran españoles, pero casi siempre hablábamos en alemán.
-¿Así que eres alemana? Que guay, yo soy mitad japonesa mitad rusa- Supongo que será una buena oportunidad para comentarle sobre ella -Con gusto te ayudo con los instrumentos, no te preocupes el español tampoco es mi fuerte, pero puedo ayudarte con lo que necesites...- Suspire profundamente antes de bajar la mirada y comenzar a sentirme nerviosa... era la primera vez que hacía algo así -P-por cierto ahí algo que quiero decirte-

-¿Así que eres alemana? Que guay, yo soy mitad japonesa mitad rusa. Con gusto te ayudo con los instrumentos, no te preocupes el español tampoco es mi fuerte, pero puedo ayudarte con lo que necesites... P-por cierto ahí algo que quiero decirte
Su última frase me asustó un poco, en el pasado, cuando las personas querían hablar conmigo, siempre significaban problemas...
Pero, había resuelta hacer de Alexia mi amiga, estaba dispuesta a escuchar lo que tenía que decirme, debía ser algo importante... muy importante, pues todo este tiempo había estado comportándose cada vez con más nerviosismo, lo había notado, pero hasta ahora no había querido darle demasiada importancia.
Sentí como un temblor rápido pasó por todo mi cuerpo y sentí un frío recorrerlo a la par.
—Puedes decírmelo, quiero escucharlo— dije finalmente.

—Puedes decírmelo, quiero escucharlo— dije finalmente.
Comencé a ponerme aún más nerviosa de lo que ya estaba, para este punto las personas ya había huido despavoridas por los comentario de ella, me ponía nerviosa que el simple hecho de que Seynen se alterara al enterarse de mi alter ego.
-Ahm p-pues no sabría como empezar...- Cada vez un poco más nerviosa -Digamos que la YO con la que estas hablando en estos momentos es... um solo una parte de la verdadera Alexia-
Me atreví a levantar la vista solo para poder buscar su mirada, sin embargo al instante la volví a bajar la mirada ocultando mi mirada bajo el flequillo de mi rojiza cabellera.
-Ha-hagamos de cuenta que... ahí dos viviendo en un solo cuerpo... como un... como si fuese un alter ego-

Al darle mi respuesta esperé escuchando hasta el mínimo sonido la respuesta de Alexia, hasta que comenzó a decir:
-Ahm p-pues no sabría como empezar... Digamos que la YO con la que estas hablando en estos momentos es... um solo una parte de la verdadera Alexia-
Me dí cuenta de lo mucho que le costaba decir eso, así que cada vez me despertó más empatía por el simple hecho de que me confiara algo así.
No entendía del todo sus palabras, de modo que no dije nada y esperé de nuevo a que continuara:
-Ha-hagamos de cuenta que... ahí dos viviendo en un solo cuerpo... como un... como si fuese un alter ego-
¡Ah! ahora lo comprendía todo: la chica amable con la que había estado hablando, que me había ofrecido su ayuda y su compañía era Alexia, y quién había comentado esas cosas sobre el cementerio era otra parte distinta de ella.
Suponiendo que una parte no estuviera consiente de la otra, que los comentario sobre los cuerpos en descomposición no eran controlados por Alexia.
—Así que era eso— dije con un tono de alivio—. Me alegra que me lo hayas confiado, pero eso no cambia el hecho de que quiero que seas mi amiga. Sigues siendo la misma persona dulce que me encontré hace poco en la biblioteca, aunque ahora sé que tienes otro lado.— agregué finalmente sonriendo.