Admirando el lago [Público]

Eran horas, si bien no muy avanzadas, si algo extensas de la noche, cuando caminando, me encontré frente a un hermoso lago.
Me detuve en seco para poder apreciar mejor sus dimensiones y me quedé varios minutos mirando absorta el reflejo de la luna menguante sobre sus aguas que bailaban acompasadas y en algunos sitios se formaban pequeñas ondas que se extendían poco a poco hasta hacerse enormes.
La luz no era muy favorecedora a la vista, sin embargo permitía el distinguir las figuras y el lago parecía un gran charco de plata.
Me senté en ese mismo sitio, sobre el césped que se sentía algo mojado, posiblemente por la brisa nocturna. Cerré los ojos y me deleité con los sonidos de la naturaleza: algunos insectos cantando, el susurro del viento y más allá hasta los ruidos de los automóviles.
Me acerqué más a la orilla del lago, donde había una porción de tierra descubierta y con una varita de madera que encontré, me puse a garabatear en el suelo.